lunes, 17 de junio de 2013

Más que una amiga, como una hermana.

Sé que nunca te lo he dicho, de hecho, nunca me lo había planteado hasta ahora, pero eres como una puta hermana para mi. Esta entrada va porque esta personita se va de mi equipo. Tío, no sé como va a ser el tener que ir sola a los entrenamientos, el no tener a alguien a quien abrazar esas tardes antes y después del duro trabajo, esas tardes de confesiones... Si, definitivamente voy a echarla mucho de menos. Odio que deje de jugar a algo que sé que le encanta, pero es su decisión y habrá que respetarla. Solo espero que este cambio no vaya a producirse también en nuestra amistad, porque eso no podría permitírmelo. Que eres genial María, tú y tus abrazos, hasta tus hostias son geniales (Esto no te da motivo a dar más de la cuenta, eh), bueno que eso, que no se que más decir, que gracias por ser un puto punto de apoyo cuando más lo he necesitado, que gracias por comerte todas y cada una de mis rayadas, que gracias por haberme ayudado siempre y gracias por confiar en mi para contarme todo lo que me has contado. Quiero que sepas que nunca, nunca, nunca voy a dejar que te alejes de mi lado. Porque no me da la gana encontrar a nadie más que me de miedo cuando al mirarse en el espejo se ríe, a nadie que inspeccione los suelos de los hoteles pensando que son manchas de sangre y a nadie que me diga '¿Pa que vamos a ir a tu patio, vamos mejor a mi jardín?'. Que te quiero, en serio, te quiero muchísimo María Gonzalez García. Y gracias por todo.

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