Alguna vez, has querido tanto a alguien, que hasta duela. Has sentido que cada segundo que pasaba lo necesitabas más y más. Que con solo recordarlo, podías sentir su presencia, su aroma... Cada segundo que pasaba tenías ganas de verlo. Escuchar cualquier canción de amor y recordarle, siempre la misma monotonía. Después de todas y cada una de sus despedidas oír un "te quiero princesa". Y que ya, cuando no puedas quererle más, porque es casi imposible, te diga "ya no me gustas". Sentir como todo tu mundo se derrumba, parece que el corazón deja de latir, piensas que ya no puedes más. Porque deduces que si la persona más importante de tu vida se va, no tienes motivos para existir. Pasarte las horas, días, incluso semanas llorando encerrada en tu habitación, sin tener ganas de nada. Salir de casa solo para ir a jugar al baloncesto e intentar olvidarle un poco. Pero que en cada entrada, en cada tiro, en cada pase, sientas que no tienes fuerzas para continuar.
Seguir así, hasta que te das cuenta de que él se lo pierde, que vales mucho y que nada ni nadie merece que estés mal. Porque, mírate al espejo y hazte esta pregunta:-¿En serio voy a pasarlo mal por ese imbécil que no ha sabido valorarme?- Entonces sonríe porque hallarás la respuesta si de verdad te quieres un poco. Nadie merece sufrir, ni siquiera el más vil asesino.
ASÍ QUE LUCHA POR LO QUE QUIERES. SI NO LO CONSIGUES, SOLO PIENSA QUE NO MERECÍA LA PENA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario